erada, que lo dejó-como pocas veces se ve en el boxeo-inconsciente ante la desesperación de su esposa y temor del mundo entero de que este super match terminara en una tragedia. No sería la primera vez que un peleador padeciera consecuencias nefastas después de ser derribado de esa forma. La memoria me remite a aquel encuentro entre el britanico Johny Owen y nuestro compatriota Guadalupe Pintor en la disputa del campeonato mundial de peso gallo, cuando Owen, después de recibir un gancho de derecha, se desplomó sin oponer resistencia alguna a la fuerza gravedad para-desgraciadamente-no volver a recuperar la consciencia. Ese tipo de recuerdos hizo que muchos, más que festejar, pasaramos a un estado de consternación ante la falta de reacción por dos minutos del PacMan.
Por fortuna, la televisión comenzó a traernos imágenes donde pudimos ver a Pacquiao sentado en la lona y consciente y finalmente pudimos pasar al festejo de una de las hazañas deportivas más grandes de la historia del deporte mexicano.
Por fortuna, la televisión comenzó a traernos imágenes donde pudimos ver a Pacquiao sentado en la lona y consciente y finalmente pudimos pasar al festejo de una de las hazañas deportivas más grandes de la historia del deporte mexicano.
¡Felicidades Juan Manuel Marquez!
¡Felicidades México!